Se localiza en el centro oriente del territorio mexicano. Colinda al este con el estado de Veracruz; al poniente con los estados de Hidalgo, México, Tlaxcala y Morelos y al sur con los estados de Oaxaca y Guerrero. Puebla no tiene salida al mar, y presenta un relieve sumamente accidentado. Su superficie es de 34.251 km², en la cual viven más de cinco millones de personas, que convierten a este estado en el quinto más poblado del país. La capital del estado es Puebla de Zaragoza, la cuarta ciudad mexicana por el número de sus habitantes.
Existen numerosas festividades populares en todo el territorio del estado. Al igual que en otras partes de México, en Puebla se celebran algunas fechas cívicas y religiosas de importancia en todo el país. Forman parte del calendario religioso las celebraciones decembrinas de las Posadas y la Navidad, el festejo de Año Nuevo; los carnavales, la Cuaresma y la Semana Santa; el Día de Muertos y la celebración de la Virgen de Guadalupe.
Además, con una semana de anticipación hay diversos eventos. Se lleva a cabo en el auditorio al aire libre Netotiloaya (Plazuela de la Danza). En 1996 se nombró al “Atlixcáyotl” Patrimonio Cultural del Estado de Puebla. que en Atlixco se engalanan con la realización del Huey Atlixcáyotl, un festival donde las once regiones culturales del estado presentan cuadros de danza tradicional.
Entre las festividades cívicas que tienen lugar en el estado se encuentra desde luego la fiesta nacional de México: el Día de la Independencia (15-16 de septiembre), en que se conmemora el aniversario del inicio de la guerra que puso fin a la dominación española del país. El 5 de mayo es otra festividad cívica importante, puesto que la identidad poblana está articulada en torno a la Batalla de Puebla, suceso histórico de principal relevancia en la historia oficial de México por ser el momento en que el Ejército de Oriente y los milicianos mexicanos derrotaron a los invasores franceses en 1862.
En la leyenda, el nombre del plato se asocia con una expresión de admiración de una compañera de Andrea de la Asunción al ver a ésta moliendo los ingredientes afanosamente; aunque se sabe que el origen de la palabra mole es de origen náhuatl y que la mezcla de chiles secos o frescos en la confección de salsas era una práctica común en las gastronomías mesoamericanas precolombinas. A esta base de chiles, uno de los ingredientes básicos de la gastronomía mesoamericana, se sumaron especias y los aceites llegados con los españoles, que dieron origen a los moles contemporáneos, cuya preparación de ninguna manera es exclusiva de Puebla, aunque el mole más conocido sea precisamente el poblano
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